jueves, 2 de octubre de 2008

RECORDANDO LA INFANCIA

Como dato general esa puerta de las memorias no se abrió sino hasta principios del siglo XX ya que los relatos y crónicas que se hacían eran generalmente sobre el país o una determinada región, refiriéndose a las guerras religiosas, momentos revolucionarios o compulsivos de la humanidad. Pero el francés Marcel Proust con su libro, En busca del tiempo perdido, escrito en París, inicia este cambio escribiendo las vivencias que tuvo en su infancia, así mismo como posteriormente lo hacen Gabriel García Márquez e Isabel Allende en Sur América.

Las dos obras consisten en revivir emocionalmente los recuerdos de infancia se cambia el estilo transcendental que vino a darse hasta la Belle Epoque de la narración muy alborada, tanto de los franceses como de los ingleses, para lograr el cambio buscando y recuperando expresiones, sabores que se vienen a la cabeza del adulto con los recuerdos empolvados de la infancia, de historias y fantasmas y este niño ya adulto que narra lo que experimentó, con esas vivencias de su pueblo, su entorno, ingredientes mezcla de realidad y fantasía cuyo mayor logro es haberlos podido llevar a la literatura en forma maravillosa con los libros de Cien Años de Soledad, de Gabriel García Márquez y La casa de los espíritus de Isabel Allende.

1 comentario:

Pilar Osorio Lora dijo...

Aunque faltó un poco de desarrollo es un excelente planteamiento B